Es una delicia que a lo largo de 300 kms tengas al Danubio de compañero de viaje, y sepas que al final de la jornada, después de los pedales, te espera una cerveza bávara estupenda.Viaje muy recomendable por su paisaje variado, las gentes, el ejercicio físico, y las posibilidades que te brinda el ir viendo todo despacio a velocidad de bicicleta. Muy recomendable quedarse algún día más en Viena (con la bici), que aparte de ser preciosa es el paraíso del ciclista.