La Vía Francígena, conocida también como Camino a Roma, es un antiguo itinerario que une desde hace siglos Gran Bretaña con Italia. Es un recorrido de 1700 kilómetros con diferentes etapas y que es posible hacerlo tanto en coche, como en bici y por supuesto, a pie.

¿Cuál es la historia de la vía Francígena?

El nacimiento de este trayecto de peregrinación se produce en el Reino Unido, concretamente en la catedral de Canterbury, y termina en Roma, pasando por Francia y Suiza. Su papel ha sido muy importante a lo largo de la historia, tanto en el plano económico como en el cultural. De hecho, es una de las peregrinaciones que todo católico debe hacer al menos una vez en su vida, junto con el Camino de Santiago y la que lleva a Tierra Santa. El objetivo de todas es conseguir el perdón de los pecados.

Vía Francígena y su final delante del Vaticano

En la Plaza de San Pedro, la Vía Francígena termina para absolver los pecados de aquellos peregrinos que han cruzado toda Italia.

Sigeric el Serio

En la actualidad la Vía Francígena se puede transitar gracias al arzobispo de Canterbury. Encontrar su diario permitió reconstruir el recorrido original. En él se narraban con todo detalle sus viajes del año 990. Sigeric peregrinó hasta la ciudad del papa durante 80 días para recibir de sus propias manos el palio y después retornar a su ciudad. Durante el siglo XI, este recorrido se convirtió en fundamental para el comercio, la transmisión de la cultura y por supuesto, para la peregrinación de los penitentes.

La ruta Francígena hoy en día

En 1994 el Consejo de Europa concedió a esta vía el título de Itinerario Cultural Europeo. En el 2004 y junto con el Camino de Santiago, consiguió también la distinción de Gran Itinerario Cultural de Europa. Aun así, y a pesar de haber experimentado un enorme crecimiento de peregrinos en las últimas décadas, queda todavía bastante alejada de la ruta jacobea.

Peregrinos en la Vía Francígena delante de la Catedral. Fotografía de ENIT

Peregrinos en la Vía Francígena delante de la Catedral. Fotografía de ENIT

Etapas

El trazado de esta ruta no está perfectamente definido. Aunque se reconoce que su comienzo está en el Reino Unido, lo cierto es que este trayecto solo está claro y unificado en el tramo italiano. En los tiempos del obispo inglés, la vía transcurría a través de 1760 km y contaba de 79 etapas. En cambio, la actual consta de 2040 km.

La Vía Francígena se distingue por este logotipo.

Por otra parte, debes tener presente que el itinerario de hoy en día resulta más complicado que antaño al tener que sortear diferentes obstáculos como autovías o vías de tren. Todos estos kilómetros se encuentran divididos en 86 etapas y se estima que pueden recorrerse en tres meses, aproximadamente. Si se separan por países, quedarían de la siguiente manera:

  • Reino Unido. Dos etapas de tan solo 32 km que comienzan en la catedral de Canterbury. Después de visitar este impresionante monumento religioso empezará el viaje hasta la Ciudad Eterna. Esta primera etapa finaliza en la localidad de Dover.
  • Francia. Considerado como uno de los más bonitos de toda la vía, este camino de 785 kilómetros está dividido en 30 etapas. Según se pasa el Canal de la Mancha, se llega hasta Calais, Aquí es donde comienza la ruta francesa que lleva hasta Reims, la capital de la Vía Francígena.
  • Suiza. Aquí habrá que recorrer 214 km a través de 11 etapas, atravesando únicamente dos cantones, el de Vaud y el de Valais.
  • Italia. Son 1014 km los que se caminan por las 44 etapas de la Vía Francígena en este país. Cuando llegues aquí ya vas a encontrarte muy cerca del final, por lo que aprovecha al máximo todo lo que te rodea antes de alcanzar la tumba de San Pedro. En cualquier caso, la aventura no termina aquí. Si lo deseas, puedes continuar la peregrinación hasta llegar a Apulia donde tendrás la posibilidad de emprender una ruta marítima con dirección a Tierra Santa.

Vista aérea del campanario de la Iglesia de San Jacobo Maggiore. Fotografía cedida por ENIT

La obtención de la credencial

Recuerda antes de comenzar tu viaje que tienes que conseguir la credencial del peregrino. Con este documento lograrás acceder a todos los sitios oficiales del recorrido. Además, tendrás la posibilidad de disfrutar de numerosas facilidades en lo que se refiere a medios de transporte en aquellas etapas que así lo tengan acordado.

Qué es la Credencial del Peregrino. En la Vía Francígena tendrás que llevar tu Credencial para que te identifiquen como peregrino que se dirige a Roma.

La Credencial de la Vía Francígena, una de las mayores rutas de peregrinación de Europa junto con el Camino de Santiago.

Se trata de algo similar a un pasaporte que va certificando el nivel que tienes como peregrino. Antes contaba con un valor religioso muy profundo. Hoy en día simplemente va indicando los lugares por los que has ido pasando y atestiguará que la peregrinación se ha completado correctamente. Para completarlo, una vez te encuentres en Roma, tendrás que solicitar tu Testimonium. En ese momento podrás presumir de ser un auténtico peregrino.

Si te has animado a realizar la ruta Francígena, pero no sabes por dónde empezar, puedes ponerte en contacto con nosotros.

En Tee Travel somos especialistas en organizar los trayectos más memorables y, desde luego, en cuidar a nuestros peregrinos. Solo tienes que decirnos cuáles son tus expectativas y del resto nos encargamos nosotros.

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